domingo, 13 de julio de 2014

La niña de mi escuela

Quiero confesar que a lo largo de mi vida he tenido experiencias extraordinarias, y a la vez terroríficas. Yo creo que es una señal. Este es uno de los recuerdos más profundos de mi infancia, de hace más de 20 años pero lo evoco con tal claridad que mi piel se estremece al escribirlo, pues se que forman parte de mí, que estoy echo por eso.

Cursaba segundo de primaria, tendría 7 años, en una gran escuela plagada de bellas y grandes flores, todas muy coloridas, tenia también unos patios grandes donde todo era juegos y risas infantiles. Un día de Agosto,  entró una nueva alumna a formar parte de nosotros; era una niña hermosa, tenía cabellos castaños claros y unos ojos verdes que irradiaban una dulzura infinita. Se llamaba Azucena, y tal cual parecía un flor.

La dulce niña me cautivo de inmediato, se adjudico como mi primer amor, pero creo que ella escondía una pena en sus ojos, pues aveces parecían cristalizarse como hojas del rocío bajo la lluvia. Sus labios en una sonrisa, parecían estremecerse como al contacto de una tempestad sinuosa. Y yo al mirarla me colmaba de todo amor, con una gran pureza inocente.

Cuando jugábamos en los patios nos divertíamos mucho, y disfrutábamos contemplando el azul del cielo.
Un día de aquellos, regresaba de cortar una flor del jardín, para dársela, y la vi de espaldas muy quieta, contemplando el cielo. Llegué hacia ella y vi que de sus ojitos se escapaba una pequeña lagrima, una tierna lagrima, y su cuerpo parecía levemente vibrar como si percibiera un frío interior; me hizo estremecer, entonces se echo a correr, dejándome solo, con la flor en la mano.

Los días transcurrían, con implacable sombrío interior, dentro de su alma tan angelical. Hasta que un día de noviembre no llego a clases, dejo de asistir. Al tercer día de no verla, yo regresaba a mi casa después del colegio, por una calle solitaria, cuando me pareció ver la silueta de Azucena detrás de los muchos arboles que había, camine hacia allí , y entonces recuerdo que la vi, si, claramente, como un sueño que flota a la realidad. Pero esta vez  al estar junto a ella, sentí algo más fuerte, una sensación poderosa, difícil de explicarme en ese entonces. Sus ojos habían perdido su claridad prominente, como si hubiera una tiniebla dentro de ella, y su piel rosada traía una palidez extremadamente inusual. Entonces se acerco a mi, con sus pequeños labios rojos, y al cerrar los ojos, sentí un beso que me invadió de un calor, haciéndome vibrar, como ella una vez lo hizo.

Al abrir los ojos ella ya no estaba, busque por los alrededores, pero no había nadie. Con una emoción enorme regrese a mi casa y estuve pensando en ella, en ese beso insólito.

Al dia siguiente me diriguí a mí escuela con la esperanza de que ella estuviera alli.

Tampoco vino ese día pero cuando ya era casi la hora de salida, llegó a nuestra aula unos señores y la profesora salió a conversar con la señora del grupo. Los alumnos aprovecharon para jugar y revolotear, mientras yo sin saber porque me fui acercando al grupo de adultos que conversaban fuera. Al ir aproximándome cada vez más, escuchaba a la señora sollozar y al señor que aparentemente era su esposo, consolarla. Mi profesora estaba estupefacta, y la señora y yo cada vez más, no parábamos de llorar por las palabras que le decía a la maestra. Lo que dijo la señora es lo siguiente: Mi hija fue encontrada muerta hace unos días por unos granjeros, hacia fueras de la ciudad, en unos matorrales. Mi hija estaba desnuda y con signos de haber sido torturada. Los policías presumen que hubo violación.



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