Me ahogo en las profundidades de mi ser interior, lo cual me impide ecualizar mis verdaderas emociones. El agua, creación tan pura y necesaria, ahora me lastima, me asfixia, me pierde en imaginaciones tenebrosas.
Me agito de un lado a otro queriendo escapar, pero no hay escapatoria, me ha atrapado sin compasión; es tan inmenso el mar y mi dolor, que me absorbe completamente.
Siento las ultimas razones de mi ser, mis ultimas palpitaciones, solo me queda pensar en mi Dios, que me perdone todo y entregarme a él.
Cuando despierto veo una luz potente la cual me daña los ojos, y despues de un momento, aprecio un largo camino lleno de esperanza...
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